EL HACER

Pautas de crianza.

Incorporación de hábitos. 
Corregir. 

Autoridad y disciplina. 


Compromisos
Incorporación de hábitos.
            Entre los cuatro y los seis años los niños y las niñas están en condiciones madurativas para incorporar  hábitos de higiene, de orden, de convivencia social. adquirir esos hábitos requiere un esfuerzo. Recordemos siempre que sin estímulo no hay motivación para el esfuerzo, y el mejor estímulo para los niños es la atención de los adultos que los quieren y los cuidan. Sin darnos cuenta, habitualmente respondemos más a lo que hacen mal que a lo que hacen bien. ¡Eso es lo que tenemos que modificar! Debemos asegurarnos de que reciban atención por lo que hacen bien. Cuando queramos que incorporen un comportamiento favorable que a ellos no los entusiasma, tendremos que inventar una buena estrategia para lograrlo en un clima agradable. Cuando el niño o la niña ya puede entenderlo, suele ser muy útil hacer un cuadro en una hoja, donde se hará una marca cada vez que cumpla con el hábito que le estamos enseñando. Al mismo tiempo lo vamos a felicitar y a demostrarle nuestra alegría por el logro. Él también se pondrá contento. a veces eso es suficiente estímulo; otras podemos establecer algún privilegio por cierta cantidad de marcas positivas. Puede ser un paseo extra, doble cuento de noche u otra actividad que él o ella valore. Trenchi (2011).
            Corregir.
             Siempre vamos a estimular los buenos hábitos y comportamientos para conseguir que los niños y las niñas los pongan en práctica. Cuando eso no alcanza, tendremos que aplicar sanciones al comportamiento inadecuado. Para que una sanción sea saludable y efectiva, debe cumplir algunas condiciones: Debe ser siempre una sanción no violenta (sin gritar, usar la fuerza física ni humillar). El niño debe conocer de antemano que la transgresión de la regla trae esa consecuencia. Debe aplicarse inmediatamente después de ocurrida la transgresión de la norma. Debe aplicarse cada vez que se transgreda la norma, todas las veces que sea necesario. Debe aplicarse como una consecuencia lógica y acordada, con firmeza y sin desbordes emocionales. Debe ser proporcional a la gravedad de la acción del niño.
            Sanciones no violentas indiferencia: no hacer caso a sus caprichos, no prestar atención a los comportamientos molestos destinados a llamar la atención es un método muy sencillo y eficaz. Lo podemos aplicar para corregir esos comportamientos molestos y perturbadores que no son muy graves en sí mismos pero generan bastante estrés en la familia. Por ejemplo, la costumbre de interrumpir constantemente la conversación de los adultos, o la de hacer ruido cada vez que queremos escuchar el noticiero. Pérdida de privilegios Si el niño ha aprendido que las recompensas se ganan con buenas actitudes, le resultará natural no recibirlas cuando no cumple con lo acordado. Trenchi (2011).
            Autoridad y disciplina.
            El Autoritarismo. El autoritarismo es una posición extrema, los padres autoritarios privan de libertad, abusan de su condición de padres, castigan con exceso las faltas leves. Los padres autoritarios no inspiran confianza a sus hijos, mantienen ante ellos una actitud severa e inflexible. Los padres autoritarios exigen una obediencia ciega e intentan implantar en el hogar una disciplina rígida e inamovible. Algunos padres han entendido a la autoridad como el hecho de dar órdenes, de decir “haz esto” “te prohíbo aquello”. Además creen que hay disciplina cuando sus hijos obedecen sin chistar, piensan que si no es así entonces para qué es la autoridad.
            La Autoridad: la autoridad es un elemento importante en la organización de la vida familiar, así como también son la disciplina, las normas y las responsabilidades de cada uno de los miembros de la familia.  La autoridad es una función de los padres que les permite orientar la vida de la familia. Mediante el uso de la autoridad los padres establecen un modelo de la conducta que se debe seguir el cual guiará a los hijos acerca de lo que les conviene hacer y lo que es mejor evitar.  Para ejercer una autoridad auténtica es indispensable: saber mandar, establecer normas y enseñarlas a cumplir.
             Normas prácticas para ejercer la Autoridad o Disciplina: en el ejercicio de la autoridad es necesario que los padres aprendan primero, a controlarse a sí mismos. Las normas no deben impartirse con brusquedad o irritación. Usualmente los padres acompañan los mandatos o las prohibiciones con insultos, gritos e ironías. Es importante que los padres tengamos presente que los niños también van aprendiendo las normas por imitación, al observar el comportamiento de ellos en la vida diaria. De ahí la importancia de que los padres vigilen su propio comportamiento y les proporcionen a sus hijos un ambiente donde reine el respeto y la armonía.
            Los padres debemos formular normas en forma positiva y alentadora, respetando siempre la dignidad del niño o del joven. Las normas deben referirse a acciones exteriores no a las actitudes interiores. Las actitudes no se mandan, se promueven por medio del ejemplo y el estímulo. Los padres deben saber qué es lo que se espera de él, pero al mismo tiempo las normas así como las prohibiciones deben estar de acuerdo con la edad del niño, no se le puede exigir el mismo comportamiento a un niño de cuatro años que a un muchacho de catorce años. El uso de la autoridad a veces se hace necesario como último recurso que los padres se ayuden de sanciones o castigos para evitar las conductas negativas o perjudiciales de los hijos.
            Las sanciones deben ser proporcionales a las faltas cometidas y a la etapa de desarrollo en que se encuentra. Los padres deben aplicar las sanciones manteniendo siempre la calma y el respeto hacia la persona del niño o del joven, además las sanciones deben ser explicadas, razonadas y comprensibles para la inteligencia del niño o del joven. No es conveniente utilizar las sanciones excesivamente. Son muchos los padres que emplean castigos como único método para lograr a toda costa orden y disciplina en el hogar. Estos padres solo consiguen que el niño adopte una actitud obediente pero falsa; algo muy importante es que los padres deben conceder participación a los hijos a la hora de establecer normas fijas. A los niños y a los jóvenes hay que escucharlos y dialogar con ellos. Si se quiere crear en los hijos autodisciplina y no una obediencia ciega, es necesario permitir su participación desde el principio. En conclusión, la autoridad y la disciplina en el hogar deben basarse en el respeto mutuo, y deben darse en un ambiente de diálogo, de confianza y cariño profundo hacia la persona del hijo. Arboleda, Reinoso, Nigsch (2010)
Compromisos.
            Un compromiso es un valor absolutamente necesario para cumplir una misión en cualquier contexto, tiene que ver con la libertad personal , para lograr determinados resultados. Una vez se hace un compromiso no se puede cambiar los propósitos, al contrario se debe verificar continuamente si está cumpliendo o se está alejando del propósito. Se pone en juego la tenacidad y la perseverancia hacia las metas. Yarse (2009). El compromiso debe realizarse por escrito, especificando objetivos y tiempos, si la meta es muy grande debe segmentarse. Se debe realizar evaluación periódica de los avances hacia la meta con reforzadores.