EL SER

Inteligencia emocional

Función cerebral derecha emocional. Daniel Goleman.
Reconocido a escala mundial como el padre de la Inteligencia Emocional, un psicólogo que domina plenamente su campo y relaciona con habilidad los nuevos conceptos con la antigua sabiduría sobre la vida afectiva. Sus investigaciones iniciales sobre la Inteligencia Emocional, sus dimensiones e influencia en el comportamiento humano, abrieron camino al estudio de este término aplicado a las organizaciones laborales. Luego de estudiar minuciosamente más de quinientas organizaciones, llega a la conclusión que aptitudes como el autoconocimiento, la seguridad en uno mismo y el autocontrol, el compromiso, la integridad y la capacidad de comunicarse con eficacia; son las capacidades más requeridas en el mercado de trabajo actual. También demuestra que aquellas personas que alcanzan altos niveles dentro de las organizaciones, poseen un gran control de sus emociones, están motivadas y son generadoras de entusiasmo; saben trabajar en equipo, tienen iniciativa y logran influir en los estados de ánimo de sus compañeros. Sin duda alguna, estas ideas apuntan al destacado lugar que ocupa la inteligencia emocional en la excelencia laboral.
            Para Goleman (1996), la aptitud emocional es importante sobre todo en el liderazgo, papel cuya esencia es lograr un poder de influencia sobre las personas de forma tal que estas ejecuten sus respectivos trabajos con la efectividad necesaria. La ineptitud de los líderes reduce el desempeño de todos, corroe la motivación y crea asperezas en el ámbito laboral, respirándose un ambiente tenso que imposibilita el cumplimiento óptimo de los objetivos laborales. La receta ideal para ser buenos líderes es estar en contacto con las propias emociones, de lo contrario, sería difícil establecer empatía y sin ella, imposible establecer un equipo de trabajo creativo y eficaz. En el lenguaje propio de la Inteligencia Emocional, el liderazgo requiere de la adecuada combinación entre el corazón y la razón, entre el sentimiento y el pensamiento.            Los cinco componentes de la inteligencia emocional en la práctica. El término “Inteligencia Emocional” aparece en la literatura psicológica en el año 1990 gracias a las investigaciones realizadas por los psicólogos norteamericanos Peter Salovey y John Mayer. A partir de esta etapa, salieron al mundo investigativo disímiles investigaciones llevadas a cabo por importantes personalidades de la Psicología hasta llegar a la publicación del libro “La Inteligencia Emocional”  Goleman (1996), el cual propició que este concepto se difundiera a nivel mundial. Este reconocido psicólogo, basándose en investigaciones recientes, reivindica la importancia de las emociones en la vida personal y profesional, ayudándonos a convivir con la dualidad razón y emoción. Sus aportes explican cómo el éxito profesional está ligado a un conjunto de dimensiones y habilidades emocionales que pueden ser desarrolladas a lo largo de la vida.
            Según Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional determina nuestro potencial para aprender las habilidades prácticas que se basan en sus cinco elementos o componentes: autoconocimiento, autorregulación, motivación, empatía y destreza para las relaciones. Sin embargo, la aptitud emocional muestra qué proporción de ese potencial hemos traducido a las facultades que aplicamos en el trabajo. Es bueno saber que una elevada Inteligencia Emocional no garantiza por sí sola que hayamos aprendido las aptitudes emocionales necesarias para realizar nuestro trabajo exitosamente; sólo significa que tenemos un potencial excelente para adquirirlas. 

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